Se acerca el 40 aniversario (1981–2021) de la fundación de la asociación Apertura; el inminente acontecimiento nos ha hecho recordar las celebraciones de aniversarios pasados, que os queremos participar transcribiendo aquí uno de los textos producidos 15 años atrás, con motivo de la celebración del 25 aniversario de Apertura. El texto es de Norberto Ferrer, y empieza con una cita de Lacan:

 

Están ustedes aquí para abrirse a cosas que aún no han visto y que en principio son inesperadas. Entonces, ¿por qué no dar a esta apertura su máxima repercusión, planteando los problemas en el punto más profundo que alcanzan en ustedes, aunque esto se traduzca de una manera algo vacilante, imprecisa y hasta barroca?

(Jacques Lacan, Seminario 2:
El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica)

 

Hace 25 años nos armamos de valor e iniciamos un proyecto colectivo de trabajo, concebido como un movimiento o proceso. Diecisiete personas —sólo tres de las cuales permanecemos en la actualidad— fundamos esta asociación libre que llamamos Apertura. Una apertura a la transferencia, una apertura del inconsciente. Un significante que nombra un inicio (una apertura) y una falta (una abertura).
(Las diecisiete habíamos renunciado a permanecer en la Biblioteca Freudiana de Barcelona, fundada por Óscar Masotta, tras la muerte de éste.)

Cuando nos planteamos la formación de los psicoanalistas, sabíamos que las formaciones del inconsciente eran las únicas que tenían, para nuestro quehacer, el valor de la verdad del deseo. Por ello, de entrada descartamos la pretensión de enseñar, de inculcar (etimológicamente: apretar una cosa pisándola) conocimientos enciclopédicos y una alineación (alienación) disciplinada en una institución maestra, ya que siempre pensamos que todo lo que vale la pena aprender no puede ser enseñado. De allí nuestro optimismo advertido y la concepción de las instituciones como analizantes, y también como lugar de pasos y de pases de cada psicoanalista.

Además de la alegría que hoy compartimos por este XXV aniversario, es menester ubicar en un lugar preciso el papel de la institución psicoanalítica, como un elemento más del complejo puzzle de la formación psicoanalítica.

En 1918, Freud fundamenta la enseñanza del psicoanálisis en dos capítulos imprescindibles, inseparables e interdependientes:

  1. la orientación o enseñanza teórica , y
  2. la experiencia práctica

¿Cómo se enlazan estos elementos teóricos y prácticos para dar lugar a una estructura cuyo efecto y producción sea la transmisión del psicoanálisis? Graficamos este enlace utilizando la teoría de los conjuntos: la unión de los conjuntos enseñanza teórica y experiencia práctica, conforman un nuevo conjunto formado por los múltiples elementos de teoría y práctica.

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En el conjunto enseñanza teórica puntualizamos los cuatro elementos indispensables:

  1. el estudio de los textos específicos
  2. el trabajo con otros colegas en las asociaciones psicoanalíticas
  3. la relación con los docentes o maestros
  4. La participación en carteles

El discurso predominante de estos aspectos de la enseñanza es el discurso del maestro, descrito por Lacan.

En el conjunto experiencia práctica señalamos:

  1. el psicoanálisis personal del analista
  2. la práctica clínica en la escucha de analizantes
  3. la supervisión de los casos tratados, y
  4. el acto de pase clínico y social.

Es en la experiencia práctica, fundamentalmente, donde podemos constatar la verdadera experiencia de la transmisión de lo inconsciente, lo que llamamos el acto de transmisión, ya que el dispositivo analítico es el que favorece la aparición del discurso psicoanalítico.

Esta unión de conjuntos es posible gracias al trabajo de la transferencia en primer lugar, y a la transferencia de trabajo. Ambas permitirán asumir y sostener la ética del deseo del analista que nos previene de no cultivar lo imposible. Aunque la vida de grupo y la política también están sujetas a la ética del psicoanálisis, el discurso del amo impone su peso implacable en las instituciones.

El 15 de febrero de 1977, Lacan propone tres tipos de saber:

  1. un saber consistente, saber del yo, de procedencia imaginaria. Definido como un anti-saber, anti-inconsciente, voluntad de no cambiar.
  2. un saber simbólico, saber inconsciente conformado por el anudamiento de lo simbólico y lo real y vehículo de ciertos significantes privilegiados. Este saber conduce al cambio.
  3. un saber en lo real, saber que dice la verdad sin hablar, de manera que ese saber establece una continuidad real del otro y del sujeto. Saber absoluto, silencioso que evoca la pérdida y, por tanto, la llamada al significante del Nombre-del-Padre.

Se reinventa y se transmite el psicoanálisis en el momento de la aparición del cambio de discurso, lo que Lacan llama la emergencia del discurso psicoanalítico, puesto que allí se anudan los tres tipos de saber citados en la creación de un medio-decir.

Por tanto, todo analista hará, en su experiencia, la reinvención del psicoanálisis. Resalto en esta reinvención tres niveles:

  1. la reinvención teórica con la lectura e interpretación que cada cual pueda hacer, según en qué momento del análisis se encuentre y la transferencia con los textos y los enseñantes. También los aportes que pueda brindar a la teoría, generados por su propio trabajo clínico e institucional con otros analistas.
  2. la reinvención de la práctica clínica: según la propia elaboración de su castración y su fantasma, y la articulación teórico-clínica que pueda devenir de ello.
  3. la reinvención institucional, pasando inevitablemente, en el lazo asociativo, por las dialécticas de alumno-maestro, analizante-analista, por las exposiciones, las autorizaciones, las nominaciones, las enseñanzas, las transferencias y la transmisión.

Por lo dicho, hoy puedo afirmar que festejo 25 años de trabajo en la asociación Apertura. Festejo 40 años de práctica clínica en la escucha de analizantes. Festejo 12 años de psicoanálisis personal, muchos años de supervisión, estudio de textos e investigación con colegas y maestros que me han permitido armar mi propio puzzle formativo y una reinvención del psicoanálisis que continuará siempre.

Quiero agradecer vuestra presencia y colaboraciones en este día. También a todos los que participaron, participan y participarán en Apertura. A Laura Vaccarezza y a Carlos H. Jorge, compañeros constantes de fatigas y festejos. Y a Nati Torres que con su trabajo y aportes constantes en los últimos 20 años, ha colaborado firmemente en el sostenimiento de Apertura. Muchas gracias.

Sábado, 28 de enero de 2006

Norberto Ferrer

Artículo publicado en el libro: La formación del psicoanalista y el valor de las instituciones, editado con motivo del 25 aniversario de Apertura.