La clínica psicoanalítica

Encontramos la clínica en el origen del psicoanálisis. Es Freud quien a partir de su trabajo con las histéricas pudo saber algo de lo que ellas le enseñaban. El amor al maestro y el deseo de saber de éste fue la conjunción óptima para el surgimiento de una teoría, la teoría psicoanalítica. Como podemos ver, desde el comienzo, teoría y clínica están unidas.

Si seguimos con atención los textos de Freud podemos constatar los avalares que esta relación teoría-clínica le llevan a recorrer.

Con sus preocupaciones, errores, repeticiones y también recomendaciones, Freud nos advierte con frecuencia sobre aquello que un psicoanalista no debe hacer y que paradójicamente, algunas veces, él hace.

Es a partir de esas fisuras, esas contradicciones, esos impases como podemos obtener una enseñanza, sobre todo la de saber que la función del psicoanalista no es tarea fácil.

Creo que se puede decir que Freud pudo saber cuando pudo escuchar, y eso se lo enseñaron sus analizantes bajo transferencia. Ellas le interrogaban con sus síntomas y él les buscaba una explicación, un sentido, con el que a veces ellas no estaban de acuerdo y le pedían que las escuchara, que no las interrumpiera y, en ocasiones, abandonaban el tratamiento.

Todo esto hace reflexionar a Freud y le lleva, a lo largo de su obra, a efectuar cambios tanto teórico como prácticos, desechando algunos métodos y afianzándose en otros. Es así cómo avanza y da forma a aquello que inventó: El Psicoanálisis.

¿Por qué la clínica?

Teniendo en cuenta este punto de partida, pienso que cada analista ha de encontrar un espacio de discusión y exposición de los interrogantes que le plantea su trabajo.

En esta confrontación el analista expone y se expone, habla de sí mismo, de su posición en tanto que tal, es decir, hace saber qué entiende por un psicoanálisis y cómo conduce una cura.

La presentación, clínica, la presentación de casos es, a mi entender, son modos que tiene el psicoanalista de trasmitir lo que entiende por psicoanálisis. Pero hay un lugar privilegiado El dispositivo del pase donde el analista puede hacer saber como devino analista en la cura, cuál fue su experiencia . Hacer de lo privado de la cura una transmisión a lo público aportando un saber particular.

Será allí donde se podrá mostrar la imbricación de dos saberes, el saber teórico y el saber clínico. El paso de la teoría por el cuerpo del analista, en tanto fue analizante, será lo que le va a permitir no hacer una repetición textual de los conceptos teóricos sino decirlos a través de su propio tamiz, de su propia experiencia del análisis. A su vez, la posibilidad de escuchar a sus analizantes desde esta posición le permitirá aprehender el saber que le es transmitido por ellos.

Es con todo esto con lo que relaciono lo que Freud nos dice: que cada caso es un nuevo caso; o cuando Lacan nos habla de la invención de un saber nuevo . Un saber nuevo y, debemos agregar, particular para cada caso, que se reinventa en cada cura.

Por esto, cada analista tendrá su propio estilo, su propio modo  de decir ese saber, su modo particular de transmitir el dicho Freudiano, transformándolo en algo inédito cada vez, único modo de avanzar en nuestra tarea.


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